En tiempos complejos la única constante es el cambio, si supones que vos ya tenes todo y pensás que no necesitas aprender más. Tené cuidado, mirá lo que te puede pasar.

Gregorio es un profesional de mediana edad.

Hace años que trabaja para una importante compañía, siempre en la misma posición.

De joven, era una persona inquieta, que siempre quería aprender cosas, meterse en proyectos desafiantes. Maduró, se casó, tuvo hijos, y disfrutó la dulce sensación de haber alcanzado el éxito.

Con el paso del tiempo un extraño sopor comenzó a rodearlo.

No sabía si era la rutina o las obligaciones familiares, pero hasta en el  asado con los amigos o en el grupo de running -donde recién se habia anotado-,  sufría esa rara sensación de adormecimiento.

Ese domingo había terminado la 5ta temporada de su serie favorita.

Al día siguiente, al despertarse para ir a la oficina, se sentía  pesado, rígido, con mucha dificultad para mover su cuerpo. Todavía tenía mucho sueño y la vista muy borrosa. Ni siquiera alcanzaba a ver sus manos.

Con trabajo, consiguió levantarse. Muy incómodo, logró llegar al baño, encendió la luz, y alcanzó a verse en el espejo. La imagen era muy confusa, pero en pocos minutos pudo verla: enfrente había un dinosaurio.

El sopor habia concluído su trabajo.

En la La metamorfosis, Kafka narra la historia de Gregorio Sanza, quien un día, al despertarse, se da cuenta de que algo extraño le había sucedido: se habia transformado en una cucaracha.

Esta parodia del cuento que describimos puede dar indicios de un fenómeno que nos acontece casi inadvertidamente. La Revolución Digital, que avanza a velocidad crucero, produce grandes transformaciones en todos los órdenes. El impacto en el mundo laboral es muy grande, tal vez todavía no lleguemos a percibir la dimensión, pero sin dudas los cambios son profundos y contínuos.

Afrontar estos nuevos desafíos requiere la incorporación de muchas competencias nuevas y dejar atrás otras viejas. No queda solo en un cambio de saberes, sino en una transformación mucho más estructural que implica una forma diferente de hacer y entender las cosas. Un cambio en la forma de gestionar el conocimiento, un enfoque en el que integrar lo diverso es un mandato, y por sobre todo las cosas una revolución copernicana en la gestión del propio EGO.

Si bien esto no es un obstáculo para las generaciones más jóvenes, nacidas en un entorno digital globalizado, es un verdadero problema para las mayores, criadas para cosechar lo sembrado y retirarse a descansar en determinada edad.

Estas generaciones no fueron preparadas para reaprender todo de nuevo como condición para mantenerse vigentes en sus carreras, ni para entender que la ciencia prolongará su vida media, y por ende, su día de retiro.

Se les produce entonces, una verdadera encrucijada: Enfrentan el desafío y entran en el juego aprender – desaprender,  o eligen el letargo soporífero de creer que ya han alcanzado la cima.

Para Gregorio ya es tarde.

Gabriel Pereyra gepereyra120@gmail.com